En China se han propuesto dejar la decisión de la pena capital o pena de muerte en manos de un software preparado para tal fin.
No es broma, dicho software (en proyecto desde 2003 de la mano de Qin Ye) se basa en una gigantesca base de datos utilizada por unos 100 jueces con diversos tipos de delitos que permite obtener datos del delito y los posibles agravantes o atenuantes. Así, la calculadora de penas ofrece recomendaciones sobre la pena de cada delito e indica si es necesaria la pena capital.
Dicho sistema ha sido diseñado para evitar la intervención de jueces corruptos y ya se ha evaluado en 1.500 casos, para ahora, aplicarse en los juzgados de todo el país. Así se aseguran de la aplicación de decisiones estándar y evitará las decisiones incorrectas por corrupción o inexperiencia.
El problema es qué pasaría si de algún modo este sistema se hackeara y se conmutaran las penas de modo no autorizado.