Benchmark ha publicado una comparativa sorprendente y nada habitual, en la que enfrenta al Intel Core i7-12700K, un chip de nueva generación, con el Intel Core i7-860, un procesador que llegó en 2009 y que tenía cuatro núcleos y ocho hilos. Estaba fabricado en el nodo de 45 nm de Intel.
Para montar el Intel Core i7-860, ha utilizado una placa base Gigabyte GA H55 M-S2 y 16 GB de DDR3 a 1.600 MHz en doble canal. Ambas configuraciones han compartido una potente RTX 3090 de NVIDIA. No se ha hecho ningún tipo de overclock, pero tampoco habría marcado una diferencia importante.
En Far Cry 6, la distancia entre el Intel Core i7-860 y el Intel Core i7-12700K es enorme, pero lo más curioso es que este juego no llega a cargar al 100% ninguno de estos procesadores. Hay un cuello de botella importante que deriva del propio motor gráfico de dicho título, y de su pobre optimización.
Los resultados que hemos visto en Far Cry 6 se trasladan casi de la misma forma a los otros títulos que han probado en esta comparativa. El procesador hace un cuello de botella enorme a la RTX 3090, pero no por falta de núcleos o hilos, sino por la diferencia de IPC que tiene frente al Intel Core i7-12700K.
Shadow of the Tomb Raider es el único título de la comparativa que se acerca de verdad a un 100% de uso de CPU con el Intel Core i7-860, pero no llega a conseguirlo. En el peor de los casos, el Intel Core i7-12700K con la RTX 3090 llega a triplicar el rendimiento de la configuración con Core i7-860, aunque es curioso ver que este último consigue tasas de FPS jugables en todas las pruebas.