El stock de las principales tarjetas gráficas se encuentra en niveles tan bajos que apenas llegan unas decenas de unidades para cubrir las necesidades de varios países.
Llevamos un tiempo en una situación crítica que están aprovechando los vendedores desde todos los frentes. La historia es parecida a la de PS5 y Xbox Series X, en minoristas no hay ni una unidad, pero entramos al mercado de segunda mano y vemos una oleada de tarjetas gráficas, y lo peor es que algunas se describen como nuevas, y se intentan vender al triple o al cuádruple de su precio recomendado.
Harlan Sur, analista de JP Morgan, ha dicho que la demanda de GPUs es entre un 10% y un 30% mayor que la oferta (suministro), lo que quiere decir que TSMC y Samsung tienen que aumentar mucho su producción para que la situación se empiece a normalizar.
En perspectiva, aumentar la producción puede llevar hasta seis meses, y luego está el tema de distribuir los chips e iniciar el proceso de ensamblaje y de distribución de las tarjetas gráficas. Haced números, nos vamos a ir a 2022, y ya veremos qué ocurre en dicho año.
Si tenéis una tarjeta gráfica y podéis aguantar con ella hasta el año que viene, estupendo, pero si necesitáis comprar una lo vais a tener muy complicado, ya que hasta el mercado de segunda mano y los modelos antiguos, series GTX 10 y GTX 900, han subido a precios de locura.
