No es algo nuevo a estas alturas: Intel tiene problemas con la migración a 10 nm. Y mientras tanto, el número de procesadores que dependen de los 14 nm aumenta sin cesar. Además, necesita llevar la fabricación de procesadores de 14 nm a otras compañías como TSMC, que también están saturadas con pedidos de otros fabricantes. El resultado es un menor número de procesadores disponibles y un aumento de precio.
Los Coffee Lake de la serie 8000 están viendo cómo los precios aumentan de forma alarmante, con entre un 40% y un 60% de aumento en algunos casos. Para los modelos de gamas más altas el incremento es de entre el 15 y el 25%. Ahora, Compal, el OEM que fabrica portátiles para Acer, Apple, Dell, HP o Lenovo, afirma que los problemas de suministro durarán como mínimo hasta mediados de 2019.

Intel ha movido la fabricación de algunos chipsets al nodo de 22 nm, como es el caso del H310C, y sacado fuera la producción de algunos procesadores a TSMC. Lo peor es que los problemas están llegando a los chips para centros de datos, tales como los Xeon de 14 nm y sus respectivos chipsets. Así pues, entre la saturación de las fabs de 14 nm y el retraso en la migración a 10 nm, Intel está sufriendo un problema que puede servir a AMD para arañar más cuota de mercado, tanto en productos de consumo como en servidores. Es cierto que Intel está vendiendo absolutamente todo lo que fabrica actualmente, pero si tenemos en cuenta que los 10 nm no llegarán como mínimo hasta finales de 2019, no todo es un camino de rosas para Intel en los meses que vienen.