Investigadores del Centro de Supercomputación de Barcelona han llegado a la conclusión de que los chips móviles lograrán reemplazar en el futuro a los chips creados específicamente para las supercomputadoras, como Xeon u Opteron.
Echando la vista atrás, en 1993 la lista de los 500 superordenadores más potentes del mundo estaban compuestos en su gran mayoría por máquinas con procesadores vectoriales. Poco después fueron sustituidos por procesadores RISC, mucho más asequibles. Y luego entraron en juego Intel Xeon y AMD Opteron como soluciones más baratas, algo que podría volver a cambiar dada la progresión natural de estas soluciones.
Según los investigadores, todas las transiciones entre las diferentes generaciones de chips en supercomputadoras tienen un denominador común: menos precio y menos consumo. Por el momento, la arquitectura ARM se lleva el gato al agua en este aspecto, pero dados los últimos movimientos de Intel, y su disposición a plantarle cara a la competencia, deja claro que la arquitectura x86 puede que no esté muerta aún.
El análisis de los investigadores compara estas tres soluciones: Samsung Exynos 5250 de doble núcleo a 1,7 GHz, NVIDIA Tegra 3 de 4 núcleos a 1,3 GHz y un Intel Core i7-2760QM a 2,4 GHz, que es una solución de escritorio. Pues bien: los dos primeros SoC son más eficientes en configuración de un solo núcleo que el Intel, además de que los ARM escalan muy bien en configuraciones para supercomputación.
Por otro lado, en configuraciones multinúcleo, ARM e Intel rinden de forma equivalente a la misma velocidad de reloj, si bien Intel se muestra mucho más eficiente a un mayor rendimiento. Es de suponer que todo es cuestión de tiempo, y que si el entorno de la supercomputación requiere de un nuevo cambio, éste acabará por producirse.