No hará tanto que AMD nos sorprendía con la RX 590, una tarjeta gráfica que era una vuelta de tuerca a la RX 580, con mayor eficiencia energética y más pasada de vueltas. Aunque hoy no se trata de polaris, sino de Vega, así que la Radeon VII es una tarjeta distinta en muchos aspectos... Aunque en su interior incorpora también un núcleo Vega, como seguramente ya sabréis, su proceso de fabricación de 7nm es lo que la hace única. Única porque es el primero en usarlo, y en diferenciarlo de sus rivales y de otros modelos del propio fabricante. Pero no es lo único en lo que AMD se ha centrado para destacar la Radeon VII respecto a otras tarjetas, como vamos a poder ver...

Resulta que la Radeon VII está nutrida por nada menos que 16 GB de memoria HBM2, siendo la primera tarjeta, también, en alcanzar tal cantidad de memoria de vídeo (sin cortar la Titan RTX de 24GB que juega en otra liga de precios y usos). AMD nos asegura que los requerimientos de memoria cada vez aumentan más, ya sea en tareas profesionales (por ejemplo, DaVinci puede llegar a requerir más de 11GB en renderizado 6K/8K) como en juegos (Battlefield V es un juego que se merienda fácilmente más de 11 GB).

Además de la cantidad, AMD argumenta que el ancho de banda es importante, ya que la utilización de tecnologías como HDR, resoluciones ultra panorámicas y demás requieren de un ancho de banda para la memoria que no entorpezca todo lo demás. Por eso mismo, la Radeon VII cuenta con 16 GB de memoria HBM2, que es la más moderna que existe, con un ancho de banda de hasta 1 TB/s y una interfaz de 4.096 bits. A efectos prácticos habrá que ver hasta qué punto esta cantidad de memoria de alta velocidad se aprovecha, ya que por mucha autopista que tengas hay que tener motor para aprovecharla.

El núcleo Vega a 7nm incorpora en el mismo die (de 331 mm2, 495 mm2 para Vega de 14nm) los 16 GB de memoria HBM2, distribuidos en 4 chips de 4 GB cada uno. Se duplica así la memoria que hay habitualmente en gpus, se multiplica por 2,1 el ancho de banda y se multiplica 1,8 el rendimiento gaming por área. Vega a 7nm dispone de 60 unidades de computación, 3.840 stream processors, es compatible con computación asíncroniza, y el núcleo puede alcanzar perfectamente una frecuencia de 1,8 GHz. Hay que esperar a ver cómo se traduce esto en rendimiento real, pero resultan datos interesante para una tarjeta que algunos han tildado de "transitoria", hasta que el núcleo Navi de AMD tome el relevo.

AMD insiste en que la Radeon VII sirve tanto para profesionales como para gamers, y éstos últimos le sacarán especial provecho a altas resoluciones, texturas de alta resolución, o con monitores HDR y FreeSync a 2K y 4K. Y es que con una capacidad computacional de hasta 13,8 TFLOPS y las características citadas, la Radeon VII es una rareza que más que un in-pass hace Navi, resulta una tarjeta gráfica con su peso y su importancia, sin matices y sin medias tintas.

Adicionalmente, decir que AMD ha mejorado la regulación de la temperatura del chip duplicando los sensores que encontrábamos en el chip de la Vega 64. De esta forma, Radeon VII emplea para el control de temperatura lo que han llamado Junction Temperature, una medida de temperatura que es más real y realista que las clásicas zonas calientes de una GPU, y que es un dato adicional a tener en cuenta. Además de esta información adicional, Junction Temperature permite un mayor control, y evita el efecto throttling por culpa del calor. Podremos descubrir más acerca de esto desde el apartado WattMan, dentro del driver de la tarjeta.

Tanto si es un apartado intermedio antes de una nueva serie de GPUs, como si es un experimento, la Radeon VII merece toda nuestra atención. A falta de saber dónde quedará situado su rendimiento final, algo que comprobaremos con los benchmarks, veamos cómo es el modelo que nos han dejado...