En febrero de este mismo año aterrizaban con fuerza los Kaby Lake junto al chipset Z270, que ha sido hasta hoy la plataforma para escritorio (obviando los HEDP) más potente de Intel. El refresco estaba cantado, ya que Kaby Lake tampoco supuso un cambio tan importante en números como cabía esperar, ya que las mejoras con respecto a Skylake se quedaban en meras anécdotas cuando las mirábamos de cerca. La introducción de Ryzen y las soluciones de muchos núcleos a un precio razonable obligó a Intel a replantearse la estrategia de sólo pensar en muchos núcleos en el segmento HEDP, por lo que una renovación de su parque de procesadores de escritorio era necesario. Y si bien vamos a ver que Coffee Lake aplica esta nueva norma, tampoco supone un cambio enorme frente a Kaby Lake, siguiendo la línea de únicamente afinamiento que Intel ha impuesto en sus familias de CPU últimamente.

De esta forma, llegan a nosotros los Coffe Lake-S, es decir, la familia Coffee Lake para escritorio, y siendo los que se convertirán en los procesadores más potentes del momento (como decimos, a excepción de los Intel Core X). El proceso de fabricación es de 14nm, el mismo que el empleado para los Kaby Lake, con lo que vemos que este proceso de fabricación va a ser uno de los más longevos (y refinados) de los últimos años. Se incrementan pues los núcleos de los procesadores, y también la potencia y la eficiencia gracias a un proceso de afinamiento que Intel ha empleado para sacarle todo el partido a estos procesadores en comparación con los generaciones previas. La octava generación de procesadores Intel llega para quedarse, y para ofrecer, de paso, el procesador para juegos más potente: el Core i7 8700K.

Como decimos, el número de núcleos toma importancia nuevamente, después de una larga temporada congelado, al menos para Intel, en 4/8. Ahora, los Coffee Lake dispondrán de 2 núcleos más en cada gama: los Core i3 tendrán 4/4, los Core i5 6/6, y los Core i7 6/12. De esta forma, Intel añade un mayor número de núcleos a cada clase, para justificar por un lado el cambio de plataforma, y por otro como punta de lanza para más mejoras: mayor compatibilidad con Optane, hasta 40 pistas PCIe, buen manejo de overclock, y la inclusión de un nuevo chipset, el Z370, que luego explicaremos mejor. Si bien Intel ha respetado el socket LGA 1151, las placas para los nuevos Coffee Lake no son compatibles con los Kaby Lake o Skylake. Luego veremos mejor esto, pero basta decir que ciertas características de los procesadores son físicamente incompatibles con placas previas.

Intel enfoca su gama de entrada/gama media para escritorio tanto para jugadores como para creadores de contenidos multimedia y overclockers, pero está claro que los juegos es el campo de mayor interés para ellos. Las posibilidades son numerosas, y se quieren asegurar que los usuarios puedan sacar el mayor provecho de todas sus características. Una de ellas es la GPU integrada en los Coffee Lake, que mejora la eficiencia respecto a los Kaby Lake, pero que en esencia es la misma que aquélla (el mismo modelo, vaya). La IGP puede sacarnos de algún apuro en materia de gráficos, pero lógicamente no hay que esperar de ella más allá de lo que puede ofrecer, esto, un rendimiento 3D en escritorio bueno, posibilidades de aceleración multimedia y arrancar algún título con cierta dignidad.


La creación del contenido multimedia se ve beneficiada: hasta un 32% más rápidos estos procesadores que en la anterior generación a la hora de editar vídeo 4K, soporte para 4K HDR por hardware, y carga más rápida de contenidos si usamos Optane. Y también el overclock será la delicia de los expertos: OC por núcleo, control de latencias en tiempo real, controles PLL Trim en tiempo real, utilidad Intel Extreme Tuning (Intel XTU)y compatibilidad con perfiles de memoria XMP. Los Coffee Lake continúan con el soporte Optane iniciado en los Kaby Lake, y lo hacen mejorando un producto algo más maduro y con mayor sentido actualmente. Ahora vamos a ver qué procesadores ha presentado Intel, y qué podemos esperar del chipset Z370.
