A estas alturas parece un sinsentido retrotraernos a primeros de año para volver a hablar de los Kaby Lake como si los acabáramos de avistar por primera vez, pero creedme cuando os digo que merecerá la pena. Y es que no ha sido hasta hace poco que Intel nos proporcionó lo que vendría a ser la información oficial de sus nuevos procesadores y el chipset Z270. Ya hemos hablado de ellos en numerosos reviews, ya que han pasado por nuestras manos diversas placas base y al menos dos procesadores, así que podría parecer que no hay mucho más que decir. Pero nada más lejos de la realidad... Y es que la información técnica la tenemos ahora, y nos resultaba interesante hacer acopio de ella para ofrecérosla, y así poder sacar algunas conclusiones. Y es que hemos hecho pruebas, y ya hemos visto trabajando varios procesadores, pero no hemos puesto toda la información disponible en común, al menos la oficial, y así sacar interesantes conclusiones.

Lo primero que nos chocó en su momento es el nivel de publicidad que se le ha hecho a Kaby Lake. Una de las explicaciones que Intel ha eliminado el proceso tick-tock habitual (es decir, reducción de nanómetros de la arquitectura anterior, y posterior cambio de arquitectura). Ya habíamos visto algo parecido antes, pero quizá ahora quieran hacer una aparición pública más notoria del sistema PAO: Process - Arquitecture - Optimization (reducción de proceso, cambio de arquitectura, optimización). Kaby Lake sería una optimización de Skylake, pues conserva los 14nm de aquéllos y en realidad se ha optimizado el consumo y la temperatura, otorgando algo más de potencia.
La otra razón que podía tener Intel para publicitar tanto en escritorio sobre un proceso de optimización de un procesador (y, con ello, sacar toda una línea de procesadores) es que parece que los fabricantes de componentes no tenían demasiadas novedades desde hacía tiempo, y Kaby Lake se postuló como la oportunidad de oro para sacar nuevos productos. De ahí que con Kaby Lake se haya apostado por un nuevo chipset, el Z270, y todo lo que eso conlleva. Seguramente en el futuro iremos viendo cosas semejantes a ésta.

En esencia, Kaby Lake sigue la estela de Skylake en cuanto a potencia y capacidad, aunque se le añaden algunas novedades, como luego iremos viendo. Lo esencial es que Kay Lake no mejora el rendimiento a igualdad de frecuencia, sino que logra ser más eficiente consiguiendo, en principio, el mismo resultado que con Kaby Lake. Por supuesto, comparte el mismo socket LGA 1151 que con anteriores procesadores, y en esta ocasión cuenta con el chipset Z270 y sus derivados como principal acompañante; luego lo veremos mejor. Ahora lo que nos interesa es la gama de procesadores que nace con Kaby Lake, y que también repite en cuanto a nomenclaturas se refiere: la serie Y se incrustará en PCs de bolsillo, la serie U en portátiles y convertibles, la serie H en portátiles de más rendimiento y estaciones de trabajo, y la serie S en escritorio.

Intel nos comenta en sus diapositivas que las mejoras con Kaby Lake respecto a Haswell, por ejemplo, es de un 25% o un 35%, depende de si hablamos de productividad o creación de contenidos. Por supuesto esto es la teoría, y la diferencia entre generación está más que clara, pero eso no es lo que realmente motivaría el cambio o la renovación. Lo interesante en este caso es contar con novedades, y una de las principales de Kaby Lake es su compatibilidad con Intel Optane. Cuando Optane exista en realidad y tengamos muestras ya hablaremos largo y tendido de ello, pero por lo pronto decir que los Kaby Lake son los primeros procesadores en dar soporte a estas memorias no volátiles que pretenden acabar con el sistema de RAM que conocemos actualmente, y que mezclarán almacenamiento con RAM en un intento por simplificar las estructuras de nuestros ordenadores.

DDR4 vuelve a ser la escogida como compañera para los Kaby Lake, aunque la novedad la introdujo Skylake (al menos en cuanto a DDR4 para el hogar). Otra novedad, que quizá no lo sea tanto, es que Intel Authenticate, el sistema de reconocimiento de iris y de huella dactilar, se extiende y se integra, así como la conectividad Thunderbolt 3 y PCIe de tercera generación. Por otro lado, seguimos contando con GPU integrada de novena generación que ya vimos en Skylake, incluyendo como novedad que la codificación/decodificación 4K se hace exclusivamente por hardware. El resto de mejoras al respecto son meramente energéticas.

Como vemos, los Kaby Lake llegan para quedarse, e Intel ha decidido hacer especial hincapié en ellos para dejarnos claro el sistema PAO que van a ir siguiendo. Mejoras tienen, como hemos visto, pero como también hemos podido experimentar no se trata de cambios espectaculares. La mayor de todas es Intel Optane, pero se trata de una promesa de futuro más que una realidad, para lo cual habrá que esperar. Por lo demás, los que tengan un procesador viejo lógicamente irán a por un Kaby Lake, pero los poseedores de un Skylake, e incluso me atrevería a decir que los de un Haswell, se pensarán bastante si los cambios les compensan realmente.
