Quizá algunos recordaréis que los ratones más vetustos se movían por el mecanismo de bola, esto es, que el dispositivo poseía una bola en la base que era la que reproducía nuestros movimientos en la superficie y los trasladaba al ordenador. Esos ratones fueron sustituidos por los actuales ópticos y láser, que son los que dominan el sector gaming (y, de hecho, todos los demás). Explicaremos brevemente cómo funciona un ratón óptico y uno láser. En esencia, su funcionamiento es muy parecido. El óptico ofrece un comportamiento muy semejante al de una cámara de fotos, con un sensor óptico que "fotografía" la superficie por la que se desplaza e interpreta las variaciones de movimiento, que son interpretadas por el procesador interno del mouse y luego trasladadas al PC mediante el cable USB o la conexión inalámbrica correspondiente.

Las "imágenes" captadas por el sensor son enviadas miles de veces por segundo, y a mayor tasa de actualización, mayor será la calidad del ratón y, por tanto, mejores serán sus especificaciones. En esencia, un ratón óptico consta del sensor o lente, de un led de color rojo que proyecta luz sobre ella, y del chip que traduce los cambios de color en la superficie y los envía al ordenador, haciendo que el cursor o puntero se mueva al unísono. Algunos sensores ópticos pueden toparse con dificultades en ciertas superficies, como las reflectantes, dado que no pueden interpretar los enormes cambios en los colores, y en consecuencia el cursor no responde bien. Si bien en la actualidad un óptico y un láser suelen funcionar igual de bien, en principio uno láser es más preciso, y no tiene problemas con ninguna superficie.
¿Cómo funciona un ratón láser? De la misma forma, y sólo cambia el tipo de sensor: el lugar de ser un haz de luz continuada que incluso se puede ver en la base del ratón, dispone de un sensor láser LED que se intensifica cuando está en uso y se apaga cuando está en reposo. De entre las ventajas del láser sobre el óptico son: una mayor precisión, mayor resolución por pulgada, y que no requieren de una alfombrilla para funcionar, ya que aceptan prácticamente cualquier superficie, ofreciendo los mismos resultados. Como vemos, ópticos y láser son las tecnologías que se usan actualmente en ratones gaming, así que hay que tenerlas en cuenta a la hora de adquirir uno de estos dispositivos.

No sólo la tecnología de seguimiento del cursor es lo primordial en un ratón gaming, ya que actualmente se manejan otros conceptos de interés, como por ejemplo las DPI. Las DPI (de las siglas Dots per Inch, o puntos por pulgada), es la cantidad de puntos que puede contener una pulgada, como su nombre indica, y hace referencia pues a la resolución. Es un concepto que se coge de la impresión, pero se aplica a los ratones para hacer referencia a la suavidad de su movimiento respecto a lo que vemos en pantalla. Muchos ratones gaming tienen la capacidad de cambiar sus DPIs de forma instantánea, de forma que podemos adaptar la suavidad del movimiento a la situación que estemos experimentando. Pero hay que tener en cuenta que no más DPIs significa que la cosa sea mejor, ya que si nuestra pantalla de juego es pequeña y disponemos de DPIs muy altas, el ratón puede volverse ingobernable. Así que resumiendo: no más DPIs significa más calidad, así que mejor asegurarnos de que la resolución se puede cambiar al vuelo y que podemos ajustar sus niveles a nuestro gusto.
De entre los conceptos que llaman nuestra atención a la hora de adquirir un ratón es el Polling Rate, o tasa de refresco. Se trata de la cantidad de información que el ratón envía al ordenador para así registrar los movimientos. Algunos ratones nos permitirán alterar el Polling Rate, aunque hay que ir con cuidado, porque hacerlo no siempre es la mejor opción. Este dato se mide en milisegundos o en hertzios, y dado que a día de hoy todos los ratones se conectan vía USB, y éste emplea una pequeña parte de la potencia de la CPU, para dar 1 ms de tiempo de respuesta se requiere de un uso pleno del puerto USB, lo que podría decrementar el rendimiento del procesador. Por supuesto, si contamos con uno potente este detalle va a carecer totalmente de importancia.

Como vemos, las características internas de un ratón gaming se resumen en estos parámetros: si es láser u óptico, el nivel de DPIs (o resolución), y el polling rate. Ahora investigaremos las características externas, que no son pocas.