Vale, vamos por libre, empezamos con poco más que un cuchillo y algo de comida y todo por descubrir. Para empezar habrá que averiguar dónde estamos, quién hay, y qué debemos hacer. Al contrario de un FPS tradicional éste es un FPS con un mundo abierto: podemos ir y venir por dónde nos plazca y paseamos por un mundo vivo donde ocurren cosas, y el resto de personajes, animales y enemigos también hacen de las suyas. Hay batallas, algunos puntos cambian de dueño y nunca estamos a salvo de nada. Se puede decir que sigue un patrón similar a los GTA o aún mejor, Elder Scrolls: Oblivion, con una historia principal a seguir, pero de la que nos podemos salir y reenganchar más o menos cuando queramos. Mientras tanto podremos explorar, realizar otras misiones y luchar para conseguir nuevos artefactos, reputación, dinero, etc. Eso sí, de rol el juego no tiene nada: nuestro personaje no mejora habilidades, no sube de nivel ni gana puntos de vida, lo único que tiene de un juego de rol es una mochila y unos cofres dónde poder dejar las cosas. La mochila tiene un tamaño límite y nosotros podemos cargar un máximo de peso, nada más.
Casi todo lo que encontramos se puede vender y podemos ganar dinero cumpliendo misiones, así que hay una moneda de cambio para movernos por la zona. Hablando con los distintos personajes y, sobre todo con los comerciantes, podremos comprar más material, el cual será mejor cuando más avanzados estemos en el juego. Podemos aceptar misiones y del éxito de las mismas recibiremos dinero o artefactos como recompensa, muchos cadáveres dejan un pequeño lápiz de memoria que puede contener información sobre algún alijo dónde hay escondido algo de material.

En definitiva nos pasaremos horas corriendo arriba y abajo explorando huecos, cumpliendo misiones y matando a enemigos para ir aprendiendo sobre el juego, los lugares y encontrar a los personajes que nos den la siguiente misión de la historia principal, sin pasar por estos puntos de control no podremos acceder a nuevas áreas o pasar ciertos lugares, además de recibir objetos de gran importancia.
Y ¿Dónde está la gracia del juego? Pues básicamente en la calidad del mismo, el cuidado de la mayoría de aspectos y la atmósfera que transmite. No es un FPS más, sino que tiene un curioso argumento. La forma de contarnos la historia y cómo se desarrollan los hechos, etc. Ya hemos dicho que apenas sabemos nada de nada, ni recordamos quienes somos antes de un accidente, así que tenemos que descubrir qué hacemos allí y qué es La Zona. Esta misión de investigación nos va sorprendiendo, no tanto por su historia, que tampoco es un prodigio de la imaginación, sino por el miedo y curiosidad hacia lo desconocido, ya que lo que no le falta a este mundo es imaginación.
Vamos a sufrir ciertas inclemencias, como hambre, radiación o incluso los efectos del alcohol, el personaje se cansa al correr y recibimos heridas que sangran y hay que curarlas, todo es muy sencillo pero más o menos creíble, y aunque a nivel de jugabilidad es menos engorroso así, se le echa en falta el tener que acampar y dormir. Uno de sus logros es que el juego tiene ciclo de día y de noche, y ocurren cosas distintas según la hora del día y el lugar donde estemos. Por eso se echa en falta dormir, aunque en ese "paraje natural" tampoco nos creeríamos una noche plácida de 8 horas...


La iluminación y los fenómenos meteorológicos son lo mejor del juego, aunque básicamente toda la ambientación en sí es lo bueno. Los modelos de los objetos, edificios, instalaciones y vehículos está muy logrado, se trata de un juego muy realista en sus gráficos que nos meten dentro de la acción de forma asfixiante.
Por ejemplo, volver de una misión y que se haga de noche y empiece a llover no tiene desperdicio, vamos a perder visibilidad y el ruido de la lluvia nos camuflará varios sonidos, sólo faltará que estalle una tormenta eléctrica y a cada relámpago se nos haga pequeño el corazón. A eso nos perdemos un poco y empezamos a escuchar pitidos de nuestro detector de anomalías, las cuales hemos perdido de vista, cada vez más cerca, y nosotros desorientados intentando verlas; nos alejamos un poco, pasamos unos matorrales, un par de árboles y de repente cae un rayo que ilumina toda la escena y delante nuestro aparece un bicho mutante que se nos abalanza encima.