Ya hemos visto qué es un switch mecánico, por qué son tan famosos actualmente, y cuán diferentes son respecto a los teclados de membrana. Antes de seguir, sería importante que conociéramos las partes que conforman un interruptor mecánico. Y es que antes hemos podido ver que los teclados de membrana funcionan de manera muy simple, a saber, con la interacción de tres placas y con una actuación conjunta de todas las teclas. Sin embargo, como recordaréis, en los teclados mecánicos cada tecla tiene su propio mecanismo, con todo lo que eso conlleva. Saber qué conforma una tecla mecánica es comprender un poco más su funcionamiento.

Veamos cuáles son las partes esenciales:
- Tecla: es lo que pulsamos con el dedo, la cara externa del interruptor. Pueden estar hechas de diferentes materiales, y de diferentes formas y alturas.
- Vástago: la cruceta donde se engarza la tecla. Determina la distancia de actuación y el tipo de switch.
- Carcasa externa: hace de guía del vástago, además de tope y de protección para evitar que la tecla se hunda, o bien le entre polvo y, en algunos modelos, incluso líquidos.
- Muelle: devuelve la tecla a su posición inicial una vez la hemos pulsado.
- Carcasa interior: lo que fija el interruptor al teclado. En algunos modelos esta pieza está soldada, y en otras la podemos cambiar.
- El contacto: parte metálica o de oro que registra la pulsación.
Como ya se ha dicho, y es importante señalar, los switches de los teclados mecánicos suelen venir soldados en su base, de manera que se gana en estabilidad y robustez, consiguiendo un recorrido sin vibraciones. Sin embargo, tenemos cada vez más modelos de fabricantes que permiten sacar todo el switch y reemplazarlo, con todas las ventajas que eso conlleva en materia de higiene y mantenimiento.