Si algo va bien lo común es sacarle provecho. AMD es consciente de que hacía mucho tiempo que no estaba en los puestos más altos del rendimiento, y gracias a la familia Ryzen, presentada hace poco más de un año, y que gracias a precios competitivos, número de núcleos y rendimiento final, ha logrado volver a sentarse en el trono de los ganadores. Esto ha puesto las pilas a Intel para no dormirse en los laureles e ir sacando productos más y más competitivos, lo que se acaba traduciendo en ventajas y más ventajas para los usuarios finales.

Los primeros Ryzen comenzaron con muy buena fama, alcanzando cotas altas, hacía tiempo no vistas en AMD, pero como cualquier estreno no vino exento de algunas incongruencias: BIOS algo tempranas, rendimiento en juegos por debajo de lo esperado, o módulos de memoria RAM incompatibles. En esto AMD ha pisado el acelerador y ha logrado ir solucionando, de manera más o menos efectiva, todos estos errores, hasta entregar un producto mucho más pulido en general. Es algo que ya notamos en las APUs de Ryzen + Vega, que analizamos hará un par de meses. Así que un producto como Ryzen 2 debería ir con unos cuantos kilómetros hechos de esta maratón...

AMD nos dice que Ryzen de segunda generación (no se emplea aquí el nombre de Ryzen 2), o comúnmente conocido por su nombre en clave, "Pinnacle Ridge", supone algo más que una segunda parte de un buen producto... Los datos teóricos otorgan a esta generación hasta un 20% de mayor rendimiento en edición respecto a la competencia (no nos dicen a qué competencia exacta se refieren), que se ha mejorado la compatibilidad (podremos seguir usando las placas con X370 sin problemas, eso sí, previa actualización de BIOS), y se mejora el ventilador Wraith de serie, del que luego hablaremos, entre otras tantas cosas.

Aunque suponemos que la familia se irá ampliando con el paso del tiempo, en el día de hoy AMD presenta esencialmente dos procesadores, baluartes de la nueva serie Pinnacle Ridge de la que hoy iremos dando detalles: hablamos del Ryzen 7 2700X y del Ryzen 5 2600X. Así pues, se suma un número a la serie (de 1XXX a 2XXX) que indicaría esos "Ryzen 2" de los que todo el mundo hablaba, y se muestran así los dos primeros ejemplos de estas CPUs, con diferencias entre ellas, indicadas para la gama alta. Ninguna incorpora gráfica integrada, lo que indica que hablamos de CPUs de rendimiento puro, especialmente diseñadas para tareas de alta intensidad, gaming incluido.


El Ryzen 7 2700X dispone de 8 núcleos y 16 hilos (2 CCX de 4+4) con una frecuencia máxima de 4,3 GHz, (3,7 GHz de base), 64K de caché L1, 512K por núcleo de L2 y 16MB compartida de L3, además de soporte DDR4 a 2.933 MHz de doble canal y un TDP de 105W. Por su lado, el Ryzen 5 2600X dispone de 6 núcleos y 12 hilos (3 CCX de 3+3) con una frecuencia máxima de 4,2 GHz, (3,6 GHz de base), 64K de caché L1, 512K por núcleo de L2 y 16MB compartida de L3, además de soporte DDR4 de doble canal a 2.933 MHz y un TDP de 95W. Ambas CPUs disponen de un Die de 209,78 milímetros cuadrados.


AMD sigue apostando fuerte por los núcleos en estos nuevos Ryzen, a tenor de lo mucho que ha importado ésto en su anterior generación, hasta el punto de que Intel ha tenido que hacer lo propio para no quedarse atrás. En estas CPUs se ha empleado el proceso de fabricación de 12nm "Zen+", con algunas mejoras respecto a versiones previas: reducción en las latencias de las cachés L1, L2 y L3 en un 13, 34 y 16% respectivamente, reducción en la latencia de la controladora de la RAM en un 11%, o soporte oficial DDR4 2.999 MHz de serie, entre otros factores. El proceso "Zen+" ofrece un rendimiento entre 10 y un 15% superior a modelos anteriores, y permite clocks superiores, además de una reducción de 50mV respecto al proceso de 14nm, por poner sólo unos pocos ejemplos de sus ventajas.

