La iluminación LED RGB se ha convertido en casi imprescindible en ordenadores de sobremesa, portátiles, componentes o periféricos. Los efectos de luz que se consiguen combinando los colores rojo, verde y azul (RGB) de los sistemas de iluminación LED son sumamente llamativos, y más aún cuando se trata de efectos dinámicos en vez de tratarse de tonalidades estáticas.

Los teclados y ratones, así como los ventiladores fueron los pioneros en el apartado de la iluminación LED, con el permiso de los tubos fluorescentes CCFL de cátodo frío que se usaron en su día para iluminar las cajas de los PC. Primero con tonalidades LED estáticas y luego con efectos de animación tanto predefinidos como programados a medida por los propios usuarios.
Los sistemas de control de la iluminación de estos periféricos, tales como los teclados, uno de los más favorecidos por la presencia de efectos luminosos, estaban gobernados por atajos y combinaciones de pulsaciones que activaban o desactivaban los diferentes LED encargados de retroiluminar las teclas propiamente dichas. También existe la opción de programar el comportamiento de los LED mediante aplicaciones, a modo de centro de control.

Progresivamente se han ido añadiendo otras soluciones de iluminación, como las tiras LED RGB, las cuales se han popularizado de un modo notable gracias a su versatilidad, facilidad de instalación en las cajas y también a su precio, muy económico para las propuestas más modestas, aunque con productos de alta gama también para una audiencia entusiasta y exigente.
Paralelamente, fabricantes de placas base y componentes como ASUS, Gigabyte, ASRock, MSI o Corsair han introducido en productos tales como placas base, tarjetas gráficas o módulos de memoria sus propios sistemas de iluminación RGB, gestionables mediante software.