El pasado miércoles usuarios de Windows 7 de todo el mundo recibían una actualización no anunciada ni listada entre los servicios de Microsoft.
Al ser así, se montó un pequeño revuelo, con sospechas tras la posibilidad de que el sistema de actualizaciones de Microsoft hubiese sido hackeado y se hubiese lanzado algún tipo de malware a través de dicha actualización.
Todo quedó en un susto tras la declaración de Microsoft, que 12 horas después confirmaba que la actualización con número KB3877432 se trataba de una prueba que no debía ser lanzada a los usuarios, aunque de forma accidental fue activada, desmintiendo así los miedos por lo que supondría un hackeo a tal escala.
